Éter abstracto

domingo, agosto 06, 2006

1 2 3 | 3 2 1

Me hago frágil, pero sé que no serías capaz de aprovecharte de eso, porque conoces la debilidad, las flaquezas y cómo sacar fortaleza de ello. Es algo que realmente me ha sorprendido, mucho. Pensaba en ti como un muchacho cualquiera, un inmaduro incapaz de hacerse responsable de lo que pasa en su vida, alguien que no puede hacer frente a los problemas, pero afortunadamente me equivoqué y en tu voz, en tu historia, en la manera que se ha trazado tu vida, que eres muy diferente a la mayoría de los que he conocido. Debí haberlo percibido en tu persistencia, en tu dulzura, en la mirada que a veces no puedo confrontar.

Mierda, me siento tan llena de ternura cuando estoy contigo. Eres dueño del abrazo que reconforta, de las caricias que expresan, de los besos que no hieren. Me dejo llevar, permito que esta vez me arrastren con dulzura todas estas sensaciones, porque sé que es algo recíproco y porque sencillamente en esta ocasión me doy permiso de disfrutar sin temor a tener una vez más algo qué perder.