Éter abstracto

jueves, febrero 24, 2005

No tengo ganas de escribir.
Qué obsesión con la canción esta de Skid Row: Wasted Time...
Qué molestia que mi hermana se largue de la puta casa sin dejarme la pinche chingada llave y tenga que andar buscándola como una idiota... arrrghhh!!!!

Salí del museo, fui a casa de mi abuela y luego con la costurera para medirme el vestido para la boda de Liliana. Va quedando bastante bien y el color rojo quemado se ve chido. Me veo gordísima. I hate myself... I look like a fucked up whale.

Quiero un disco de Jefferson Airplane y otro de Skid Row y otros de Pantera para Diego.

Fui luego al centro a ver qué. Vi ropa muy linda que cuesta carísimo: arriba de $250 una jodida blusa... qué carajos les pasa!!!
Te encuentras con cada gente tan extraña en el centro de la ciudad... me hace pensar que solo en México existe esta clase de gente: mezcla de una vaga esperanza por vivir mejor, de una manera no tan mediocre, mezcla de una decadencia inevitable de la que son presas día a día. A veces me da gracia observarles, otras tantas me da tristeza por lo patético de su situación, pero cuando me pongo a analizarlo, me da más tristeza por lo patética que es mi situación también.

Algunas chicas de la clase media no nos preocupamos tanto por nuestra apariencia como las chicas de la clase baja o de la clase alta. Aunque parezca absurdo, las chicas de la clase baja se arreglan mucho mucho y conquistan chicos de clase baja también, de esos tipos que a mí para nada me gustan porque usan demasiado gel en el cabello o porque huelen mal o porque no se rasuran ese bigotillo ridículo de vello delgado que es característico de muchas razas indígenas del país; no digo que ellos sean indígenas, somos simples e impuros mestizos... pero... algo pasa en estos tipos. Se ven tan ridículas y estúpidas las unas y las otras (las ricas y las pobres y aún las de clase media) arreglándose para príncipes imaginarios que tarde o temprano rompen su himen y sus esperanzas una y otra y otra vez hasta que la soledad termina por vaciarles el alma. Pobrecillas, unas u otras siguen siendo una mierda por dentro y por fuera.

Estoy juzgando, lo sé, pero hoy me vale pura pinche madre si juzgo o no. Sigo algo molesta.